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Embarcadero

12-11-2020

San Sebastián es el destino gastronómico que tiene una mejor imagen de marca global, seguida de de París; Toscana, Nueva York y Tokio. La calidad y creatividad en las elaboraciones de nuestros bares de pintxos y restaurantes, forma parte de nuestro acerbo cultural y atrae a cientos de miles de viajeros de todos el mundo, que dejan enormes beneficios económicos y generan miles de empleos en muchos sectores económicos de nuestro territorio: beneficia no solo a los propietarios de bares y restaurantes, sino también a cientos empresas proveedoras y autónomos, arrantsales, baserritarras, etc...

Pero si nuestro ayuntamiento no reacciona nos podemos cargara la principal responsable de la extraordinaria imagen de marca de esta ciudad: NUESTRA GASTRONOMÍA.
Hagan algo desde las instituciones, y hagan algo YA. Sino, veremos desparecer gran parte de los negocios que han sido protagonistas de ese prestigio internacional de nuestra gastronomía. Prestigio que, repito, es generador de empleo y riqueza para todos.
Si nuestros políticos carecen de ideas, déjeme que les de una bien sencilla de implementar y que no supone coste alguno para las instituciones. Copien la iniciativa OPEN RESTAURANTS que con tanto éxito ha implantado el alcalde de Nueva York, con el objetivo de salvar los negocios ligados a la gastronomía de la ciudad.
Permitan que de forma excepcional y mientras dure la pandemia, los bares y restaurantes saquen sus mesas a la calle, y de ese modo salvaremos nuestro mayor patrimonio, en zonas como Parte Vieja, centro y barrios de la ciudad. Cierren manzanas enteras al tráfico, no permitan el consumo gastronómico en el interior de los locales y permitan a los restaurantes y bares la instalación de terrazas en el exterior de nuestras calles. Exijan que estas terrazas cuenten con una decoración cuidada y con todas las medidas de distanciamiento social que consideren necesarias pero hagan algo ya. Conviertan una desgracia como es esta pandemia en una oportunidad. En New York esta media ha permitido a más de 10.000 restaurantes y bares sacar sus mesas a las aceras y calles, salvando miles de empleos. Hagamos aquí lo mismo. No matemos nuestra gastronomía, el mayor patrimonio y atractivo que disponemos para seguir siendo la ciudad del mundo donde mejor se come.