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rosirubi

23-11-2015

A las 9 de la mañana bajo a la playa de la Zurriola dispuesta a dar un paseo con mi perra. En el paseo y desde la barandilla una señora llama a su perro a gritos. Sin mirar mucho, me da la sensación de que el perro juega con lo que yo imagino es otro perro blanco y no hace ni caso a la señora. Ya acercándome a la zona de juego del perro, me percato de que el perro no juega sino que está intentando morder a un ave de gran pico cuyo nombre desconozco y que muestro en las fotografías que acompaño.
Ante la actitud pasiva de la señora, le marco indicándole que por favor agarre al perro ya que va a dañar al ave.
La señora viene y ante mi sorpresa alza al ave por los aires por lo que su perro sigue intentando morderle la pata. Al ir a retirar al perro, el ave me da un picotazo en la cabeza como defensa y el perro, para remate, me muerde. Me enfado y le indico imperativamente que agarre a su perro. Ella deja el ave y se lleva a su perro.
Se acercan dos personas más y entre todos decidimos llamar al teléfono de urgencias para que por favor manden una patrulla de la policía para que hagan lo oportuno con el animal. La telefonista me indica que llegan en seguida. Pasado el cuarto de hora y ante el horroroso frío, decidimos llamar nuevamente.
La telefonista me indica que me va a pasar directamente con la Ertzaina a ver qué es lo que ha podido suceder. Me atiende un hombre el cual me dice que si quiero, él me puede dar el teléfono de urgencias de la protectora, que él más no puede hacer. Yo lo anoto y llamo varias veces sin respuesta alguna. Vuelvo a llamar al telefono de urgencias. La telefonista me dice que no puede hacer más que volver a pasarme con la Ertzaina. Yo acepto. Esta vez me atiende una mujer. Me dice que lo siente pero que eso no es competencia suya y que lo que tengo que hacer es llamar a la guardia municipal que para eso están. Yo, un tanto indignada, le digo que me parece una pasada que me diga que no es competencia suya que si una ciudadana como soy yo llama por una urgencia, lo mínimo que tienen que hacer es acudir al lugar a ver qué ha pasado y a custodiar y porteger al ave de los perros, por lo menos hasta que aparezca la municipal. La chica se desentiende y yo, ya un tanto nerviosa e impotente ante tal inimaginable situación, le suelto un educado rapapolvos por el trato poco humano que estaba percibiendo por su parte.
Pasa hora y media desde que intentamos que nos llegara una ayuda.
Llamo a la guardia municipal y una chica me dice que como ellos no saben si es una especie protegida o no que no pueden hacer nada, que tendríamos que preguntar que igual es competencia de la diputación o de... o de...pero que ellos no pueden enviar a nadie por un ave. Yo le digo que si no se acercan a ver ni qué ave es que cómo van a saber si es protegida o no e indignada le digo que qué mas da si es protegida o no que ¡Joder! que es un ave que está en apuros y que como personas humanas que somos es nuestro deber ayudarle. Ella me insiste en que no puede hacer nada. Yo le cuelgo.
Alucinada con la situación y con una pedazo de ave herida en la arena, una de las personas que estaba conmigo y yo optamos por acercarle a un centro veterinario que está en las cercanías y llamar a urgencias.
Por el camino nos encontramos con una señora que se dispone a llamar nuevamente a la guardia municipal. Nosotros continuamos nuestro camino indicándole que es en balde.
Llegamos al centro veterinario y llamo a un número que indica como teléfono de urgencias. Me atiende una chica, la veterinaria, a la que le expongo el caso indicándole que yo correría con los gastos del ave. La veterinaria me dice que ella no es experta en eso y que no puede hacer nada. Yo le cuelgo alucinada preguntándome: - "¿Cómo una veterinaria no va a poder atender una pequeña herida en un animal aunque se trate de un ave?
Sigo alucinando con la situación. Ya llevamos dos horas y ya disponiéndonos a llevar al ave a casa para cuidarla ya que nadie nos da una solución.
Aparece un coche de la policía municipal y sale un agente muy majo con una caja de zapatos de cartón. Al ver el tamaño del ave se queda alucinado. Me dice que ellos estaban en el boulevard y que según les han llamado han tardado tres minutos. Yo le indico que llevamos ya 2 horas intentando que alguien nos ayude. Me dice que va a por una caja más grande y que vuelven.
Finalmente el agente me dice que él se queda a custodiar al ave, que el compañero va a por una caja más grande y que es lo que tenían que haber hecho desde el principio y que para eso están en caso de una llamada de un ciudadano.
¡Lo primero cuerdo que escucho en dos horas!
A los minutos llega el coche de la municipal y el otro agente nos acerca una caja más grande. Con cuidado depositamos al ave en la caja y los agentes nos indican que lo suben a la protectora.
Les indicamos que por favor lo hagan y que la cuiden como se merece.
No tengo palabras para explicar todo lo que sentí. Cuando llegué a casa lloré por la impotencia acumulada y por darme cuenta de que vivimos en un mundo que peor no puede estar.